12.8.02

(a D.)

"En el fondo, soy un tipo muy alegre. La alegría es un alivio para el dolor, dicen, y por eso supongo que soy un tipo muy alegre. Es muy frecuente que sienta ese alivio para el dolor. Pero no menos frecuente que me sobrevenga el dolor. Por eso tengo tan a menudo ese alivio del que habla la gente, toda esta felicidad"
(Martín Amis)



Ultimamente me he encontrado con dos tipos de personas: las que llevan alegría y espíritu positivo contagioso y las que esparcen su amargura pretendiendo infectarte con su peste desesperada y enferma.
Lo más extraño de estos últimos personajes es que todo dicen hacerlo en pos del amor, intentando lograr aceptación a traves del resentimiento, tratando de provocar lástima que es, sin duda uno de los sentimientos más despreciables.
Hasta hace poco me fascinaban los espíritus atormentados. Ya no. Ahora me aburren y hasta me dan una cierta repugnancia. Quién no puede mantener el sentido del humor ante todo, quién no es capaz de transmitir un poquito de alegría, no merece más que el rechazo.
Sin lugar a dudas, hoy me quedo con la primer clase de personas. Esos son los que llegan a ser felices, los que pueden hacerte feliz. No serán grandes genios de la humanidad. Serán, lejos, mucho mejor que eso.