25.7.02

Tenía ganas de hablar de obsesiones, de explicar con palabras algo que es muy difícil. Antes me preocupaba mucho encontrarle razones a cada cosa que hacía. Ahora creo que cada cosa en sí misma justifica una razón, y al estar justificada no es necesario definirla.
Cuando me veía envuelta y a la vez rechazada por aquellos que creían tener el significado para todo, por cada carpeta de trabajo que me rebotaban, por cada idea que me resultaba difícil o imposible plasmar en una tela, por cada resultado que me dejaba más o menos satisfecha, eran muchas más las cosas cuestionables que las acciones internas o externas, es decir, me sentía, era, demasiado vulnerable a todo.
Cada día me preocupa menos el reconocimiento y junto con eso voy dejando de exigirme y a la vez de castigarme.
No me importa que las cosas sean buenas, malas o excelentes, sólo quiero que me hagan feliz. Pintar me hace feliz, escribir me hace feliz, querer a mis amigos me hace feliz. Todo tiene la importancia que tiene. Ni más ni menos.
A partir de ahora todo será una gran inversión. Lo único que tengo son mis manos, mis proyectos y mi tiempo. Lo que no es poco.