28.6.02

Hace ya demasiado tiempo en que la onda es la fusión. ¿Será que ya no se puede hacer nada que sea verdaderamente nuevo?
A mi no me importa demasiado porque no soy música, pero me afecta como consumidora compulsiva de música.
Y parece que la onda es la fusión.
Hace algunos meses vi Moulin Rouge en video. La peli, en sí me pareció mediocre, pero los yanquis lo hacen bien y tiene sus originalidades la cosa. Una, que lleva encima musicales como " El fantasma en el paraíso”, “Cabaret”, “Los unos y los otros” y “All that jazz”, ya tiene su cuota de buenos musicales casi cubierta y pretende que lo que venga, por lo menos asombre un cachito como para ponerlo en la lista de greats hits de la memoria.
Porque, por más choto que uno sea en la vida, la idea nunca es descartar sino hacer acopio.
Moulin Rouge no es de acopiar.
Sin embargo hay una coreografía monumental que es la del tango para Roxanne. Lo mejor, sino lo único rescatable de la peli. En este caso lo rescatable se vuelve, por sí solo una obra de arte.
Por el poco tiempo de vida que llevo en este día, han pasado cosas demasiado fuertes. Por ejemplo, quisieron recargarme un 30% por los cables del distribuidor, sólo porque ingenuamente intenté pagarlos con mi tarjeta de crédito.
Descubrí, reafirmé que ya no hay crédito en este país que adoro. Sumado a que cada dos de los niños que nacen por las pampas son anémicos, es decir que sus mamás no consumieron la cantidad suficiente de hierro durante sus embarazos. Esto, en el país de la mejor carne, en el país de las vacas.
Y la razón que tenía don Atahualpa cuando decía “las penas son de nosotros, las vaquitas son anejas”...
Si nos sacan el crédito es porque no somos creíbles.
Así que, ¿a quién intento venderle mis tangos?
La vida es una herida absurda. Eso es lo único cierto.