21.3.02

No digo que alguna vez hayamos sido coherentes, pero éste, parece otro país. Todos los días se bajan las cortinas de alguna parte, varias , muchas veces al día, de todos los días, alguien más se queda sin laburo. En algún momento, hasta no hace mucho, nos jactábamos de ser un país "culto", hoy parece que las nuevas generaciones están condenadas al analfabetismo y al hambre. No digo que alguna vez las cosas se hayan hecho completamente bien. Pero éste, parece otro país.
La generación de 1880 (sí, ésa que tenía los ojos puestos en Europa, la que nos dejó los hermosos edificios de estilo inglés, español, italiano de la ciudad de Buenos Aires) planteó un concepto de país, donde la educación tenía un papel preponderante, la idea “loca y progresista” de que las descendencias de aquellos que llegaban en barcos, tendrían un desarrollo superior al de sus padres. Hoy, la mayoría de los padres no pueden asegurar, para sus hijos, un plato de comida en la mesa.
No digo que alguna vez hayamos dado en la tecla, pero había otro estímulo, todo estaba por hacerse y había con qué hacerlo. Riqueza de la tierra y voluntad de la gente.
Hace casi 20 años, cuando nos librábamos de los milicos, se supone que la idea era rellenar todo lo que habían vaciado. Por entonces, comenzaban planes de alfabetización, los centros de estudiantes propulsaban proyectos solidarios, eran generadores de una idea de futuro mejor, había que empujar, vivir los cambios sacando el cogote para afuera, empezar a ver. Sin dudas, nunca hemos sido demasiado acertados, pero ése, era un país mejor.
Los índices de hoy nos dejan al borde del espanto; deserción escolar, repitencia, errores graves en conocimientos básicos de matemática y lengua, crueles panzas vacías, que anulan la capacidad de pensamiento.
No digo que alguna vez haya sido cierto eso de que éramos Atenas. La soberbia nos hizo caer en el peor sopor, el de la desidia.
Bush volvió a decir que espera que la Argentina haga las reformas necesarias, las “drásticas” decisiones para ganarse la confianza de algunas de las instituciones financieras internacionales, en particular del Fondo Monetario Internacional.
Si no fuera por lo grave, hasta risa daría. ¿Cómo explicarle a ese nene que no puede ir a la escuela, que la culpa la tiene Bush, porque es malo y nos pega? ¿Cómo justificarle que nada de lo que le contaron a sus padres es cierto? Qué los sueños murieron, que tiene que aprender, no ya a sumar y restar, sino a vivir en este otro país que es la realidad. Qué está rodeado de cagones pretenciosos, ciegos. No digo que las ideas del 45', o las de la juventud del 70' hayan sido la panacea. Pero seguro que esto de ahora no lo es. Hoy no hay ideas, y sin ideas es imposible avanzar. Cien años es demasiado tiempo como para no haber aprendido nada. En el fondo, siempre hemos sido cerebros analfabetos. ¿De qué nos sirvió la fama de cultura? Mucho Borges, mucho “nos sabemos todas las capitales del mundo y el mundo no distingue Buenos Aires de Río de Janeiro...” ¿Pero, para qué? ¿Para seguir aparentando, qué?.
¿Cómo explicarle a ese chico que no tiene zapatillas para ir a la escuela, que la culpa no es del chancho?
Mientras pensamos en como hacer lindos preámbulos, la vida pasa y se derrumba.
Cada uno de los días, muchas veces al día, siguen naciendo chicos.
¿Entonces, qué mierda estamos esperando para dejarnos de joder de una vez por todas?